Norteamericanos

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Biografía destacada: Oliver Pollock

Oliver Pollock es otro héroe poco reconocido de la Revolución Americana, y que ciertamente no llevó una vida aburrida. Era un inmigrante irlandés y arriesgó su fortuna privada para ayudar a la Revolución Americana en los campos de batalla del oeste y del sur; hizo campaña contra los ingleses junto a Bernardo de Gálvez e introdujo de contrabando armas y suministros para el Ejército Continental; y finalmente, pasó de tener gran éxito como empresario a sufrir prisión por deudas.

Pollock emigró al principio a Pennsylvania, el vivero de la agitación colonial, pero sus actividades mercantiles internacionales lo llevaron al sur, a la Luisiana española y al Caribe. Pollock conocía bien a uno de los generales de mayor confianza del Rey de España Carlos III, el también irlandés Alejandro O’Reilly, pues lo había tratado durante sus viajes de negocios a La Habana, en Cuba. Más adelante Pollock se hizo amigo íntimo de Bernardo de Gálvez y lo ayudó en las campañas del sur en 1781, en Luisiana y Alabama. También financió a George Rogers Clark (hermano del explorador de la expedición de Louis y Clark) quien combatió a los ingleses en los estados del oeste, a lo largo del Mississippi. (Imagen de General Alejandro O’Reilly.)

Pollock comenzó a ayudar a los rebeldes norteamericanos en 1776. El General del Ejército Continental Charles Lee envió unos mensajeros directamente a los españoles de Nueva Orleáns unos meses después de la firma de la Declaración de Independencia en 1776, solicitando ayuda para combatir a los ingleses. Necesitaban pólvora con urgencia, y no disponían prácticamente de ninguna cantidad al comienzo de la guerra. El Gobernador Luis de Unzuaga proporcionó los suministros requeridos, por mediación de Oliver Pollock. Los oficiales de Lee trasladaron rápidamente los suministros a las tropas continentales, y enviaron la mayor parte de la pólvora aguas arriba del Mississippi, para defender el Fuerte Pitt y el Fuerte Wheeling, mientras que enviaron el resto a Filadelfia, la capital en pie de guerra.

Jubilado Unzuaga en 1777, lo sustituyó Gálvez y Pollock le fue presentado como un hombre en quien se podía confiar. Con Pollock como intermediario, Gálvez proveyó de suministros a los rebeldes norteamericanos en las campañas del oeste, en la parte alta del Mississippi, y también envió pertrechos al Ejército Continental, al este.

En enero de 1778 el Gobernador Patrick Henry aprobó una expedición de George Rogers Clark, Éste capturó el fuerte británico en Vincennes y aseguró la región del norte del Ohio. Clark también conoció a otros españoles de la región, entre ellos Fernando de Leiba, teniente de gobernador de la alta Luisiana, que era un activo partidario de la causa americana.

Las líneas de crédito abiertas por Pollock para adquirir armas, municiones y provisiones para Clark estaban teóricamente respaldadas por el estado de Virginia. Pero en realidad Pollock tuvo que recurrir a su crédito personal y a Gálvez, el cual dio permiso para que los fondos españoles estuvieran a disposición de Pollock en calidad de préstamos. El secretario personal de Gálvez entregó estos fondos de noche, en secreto.

Tras la declaración formal de guerra de España contra Gran Bretaña, en 1779, Gálvez organizó un ejército para combatir a los británicos. La campaña comenzó en Nueva Orleáns. Oliver Pollock cabalgó junto a Bernardo de Gálvez como voluntario, y lo acompañó en las negociaciones de rendición de los importantes fuertes británicos situados en el Mississippi. Los españoles y sus aliados capturaron Fort Bute en Manchac el 6 de septiembre, y continuaron su marcha hacia Florida por la costa del Golfo de México.

Las siguientes dos victorias las consiguieron con la ayuda diplomática de Oliver Pollock. Pollock había estado en correspondencia con George Rogers Clark el mes anterior y le había expuesto su convicción de que los habitantes de Natchez eran partidarios de los norteamericanos y de los españoles; Pollock creía que se les unirían en cuanto se les diera la oportunidad. Pollock les escribió una carta por la que les informaba de la declaración de guerra de España, y les intimaba a rendir el fuerte. Al final, prevalecieron el talento diplomático y las fuertes personalidades de Pollock y de Gálvez, y el fuerte se rindió: la campaña española había comenzado con éxito su recorrido por el sur.

Esta victoria sorprendió a los británicos e inicialmente el General Campbell rehusó dar fe a los informes, creyéndolos una añagaza para hacerle sacar sus tropas de la bien protegida Pensacola. Los británicos situados en San Agustín también se alarmaron por la posibilidad de un ataque español y – lo que era muy importante para el Ejército Continental- solicitaron más tropas al General Clinton.

Un fatigado General Washington recibía estas positivas noticias en un informe enviado por Juan de Miralles, el agente español residente en Filadelfia. Miralles también advertía a Washington que los españoles iban a dirigirse contra Mobile, en Alabama.

Oliver Pollock continuó ayudando a los norteamericanos suministrando pertrechos militares para el Ejército Continental a lo largo de toda la Guerra Revolucionaria. Sus últimos años de vida se vieron enturbiados por graves problemas económicos, debido a que el Congreso demoró la devolución de las deudas contraidas por Pollock para proveer al Ejército Continental. Tras la Revolución, fue encarcelado en La Habana por deudas y por evasión de tasas aduaneras, pero Gálvez obtuvo su liberación y regresó a los Estados Unidos en compañía del nuevo Embajador de España, Diego de Gardoqui.